sábado, 2 de agosto de 2008

Los celulares del señor Bush

Por Omar Pérez Salomón
Como una bufonada más del presidente estadounidense, George W. Bush y un alarde para impresionar, se puede catalogar el anuncio realizado el pasado 21 de mayo, que autoriza el envío de teléfonos celulares a Cuba para uso empresarial y/o personal, por cubanos y otras personas que viven en Estados Unidos. En realidad es una mentira que busca ganar votos entre exiliados cubanos para el Partido Republicano en este año electoral y confundir a la opinión pública, indicando que lo hará para ver hasta qué punto el gobierno de la isla permitirá a los cubanos comunicarse libremente.
Según un informe de la Asociación GSM, asociada a la iniciativa Conectar el mundo de la Unión Internacional de Telecomunicaciones, se prevé que para el 2015 más de 5 mil millones de personas dispondrán de acceso a servicios móviles de voz, datos e Internet, debido a que el costo de las redes y dispositivos móviles seguirá disminuyendo, lo que posibilitará la oferta de servicios asequibles a las personas de bajo ingresos. Predice que aproximadamente el 80 por ciento de los nuevos abonados procederán de mercados en países subdesarrollados, particularmente de África, la región Asia-Pacífico y América Latina.
Lo que no dice este informe es que la penetración del servicio móvil en los países del Sur, está directamente relacionada, entre otras causas, con la imposibilidad de que las mayorías accedan a las redes fijas y sus servicios agregados, al nivel de inseguridad y violencia a que se encuentran sometidos estas personas y a la abundante publicidad en los medios de Comunicación de los servicios celulares.
La dispersión geográfica en que vive una parte importante de la población de los países subdesarrollados, constituye uno de los principales obstáculos para que esta pueda acceder a mejores condiciones de bienestar y a las tecnologías de la información y las comunicaciones.
Si bien, inversiones significativas en el sector de las telecomunicaciones han llegado a varios países a través de empresas transnacionales, no es suficiente y no está distribuida equitativamente. El 60% del total de la población de los países subdesarrollados habita en zonas rurales, sin embargo, más del 80% de sus líneas telefónicas están situadas en las urbanas.
Al cierre del 2007 la tasa de penetración de Internet entre los países subdesarrollados se situó en torno al 17 por ciento, mientras que las economías más ricas del mundo se acercan al punto de saturación, que está en los 75 usuarios de Internet por 100 habitantes.

En la época de la llamada “sociedad del conocimiento”, una forma de incomunicación tan grave como la creada por la falta de recursos técnicos y financieros es la provocada por el analfabetismo. En el mundo millones de personas acceden al servicio celular sin saber leer y escribir. Es una necesidad ante la brutalidad que impera en muchos países, una herramienta de comunicación y seguridad.
Cerca del 98% de los más de 800 millones de analfabetos del mundo viven en países subdesarrollados, donde detrás del problema operan estructuras económicas, formas y niveles de producción que no responden a los intereses de toda la sociedad, sino a la publicidad comercial de las grandes empresas que son pocas en el mundo.
El ser humano moderno está sometido a un diluvio de publicidad, imágenes e influencias de los medios masivos y sus técnicas mediáticas, para moldear sus mentes en interés de las empresas transnacionales. En las ciudades centroamericanas por ejemplo, se puede observar un desbordamiento publicitario de las operadoras de celulares TIGO y CLARO, que a base de “suaves” engaños estimulan el uso de equipos móviles para obtener más ganancias. Tan pronto aprecian una disminución de las ventas, se pone en marcha una campaña publicitaria por los medios de prensa que “duplica o triplica” la cantidad de minutos en las tarjetas que venden en un día determinado. Felices, los usuarios se entregan a las trampas del mercado y del consumo.
En Cuba, a fines de 1958 había 170 000 líneas telefónicas, un 27% en zonas rurales, y una densidad telefónica de 2,6 teléfonos por cada 100 habitantes, con la mitad de la población que existe hoy. De un total de 300 asentamientos cuyas poblaciones excedían los 1 000 habitantes, menos de 10 contaban con servicio telefónico.
A pesar del bloqueo aplicado por el imperialismo norteamericano a nuestro país, que ha limitado la adquisición de equipos de comunicaciones y el crecimiento de la densidad telefónica, entre los años 1959 y 2007, la Revolución invirtió más de dos mil millones de pesos en las redes de comunicación, alcanzándose al cierre del 2007 1,3 millones de líneas instaladas, de estas 1,2 millones en servicio.
Este ingente esfuerzo realizado a lo largo y ancho de nuestra isla, logró reducir la brecha de la tenencia de teléfonos y de acceso al servicio telefónico entre la capital y el resto del país, donde en estos años, el peso relativo de las líneas telefónicas instaladas pasó del 27% al 50% en el interior del país.
La modernización de la infraestructura, el índice de digitalización en el país de un 95%, entre otras razones, favorecen potenciar paulatinamente en la actualidad el servicio de telefonía celular. Tal oferta propiciará obtener financiamiento para continuar el desarrollo de la telefonía fija y de la conectividad por cable, vital en el propósito de informatización de la sociedad.
Más de 745 asentamientos de 300 habitantes disponen de servicios telefónicos, y los 141 pendientes deben quedar resueltos este año gracias a soluciones que permitan el uso colectivo de este servicio. Ello es una muestra de que la modernización de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba, ETECSA, se ha puesto en función, como prioridad, de beneficiar a los territorios con más baja densidad de teléfonos y llevar las comunicaciones hasta los lugares más apartados. Este objetivo es la antítesis del que tienen las principales empresas celulares que operan en los países del Sur, que solo buscan incrementar las ganancias de los dueños.
El anuncio del presidente de Estados Unidos es una mezcla de cinismo y manipulación para confundir y engañar; es otra medida que intenta acelerar el "período de transición" en nuestro país, que equivale a la destrucción de la Revolución socialista en Cuba.

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