Omar Pérez Salomón
La figura del presidente de Estados Unidos Barack Obama se ha desplomado ante quienes ilusamente pensaron habría un cambio de conducta cuando ocupó la Casa Blanca.
Tras su llegada al poder, transmitió la imagen de que tenía intención de variar la política norteamericana hacia los países con gobiernos de izquierda e independientes del imperialismo y los movimientos sociales que luchan por un mundo mejor.
Pero lo cierto es que su estrategia y objetivos hegemónicos coinciden con la de los círculos de poder estadounidense, por cuanto pretenden destruir a los movimientos revolucionarios y a las fuerzas de izquierda y afianzar el poder imperialista, utilizando dos carriles: el empleo de la fuerza a través de su poderoso complejo militar industrial, provocando intervenciones armadas, estallidos sociales e instigando sabotajes y actos terroristas; y el otro carril con el mismo objetivo que el primero, que busca lograr un mayor nivel de penetración ideológica con el uso de las tecnologías de la informática y las comunicaciones, la propaganda y los contactos y apoyo a los grupos contrarrevolucionarios internos en los países progresistas.
Mientras refuerza las guerras de Afganistán e Irak, apoya a Israel en el genocidio del pueblo Palestino, prepara y apoya el golpe de Estado al gobierno legítimo de Manuel Zelaya en Honduras, suscribe un acuerdo para instalar en Colombia 7 bases militares, invade “pacíficamente” a Haití; todas acciones guerreristas, también utiliza a sus Servicios Especiales, medios de comunicación al servicio del capital y organizaciones contrarrevolucionarias radicadas en los países con gobiernos revolucionarios, para desatar campañas propagandísticas y acciones de desestabilización, manipulando y tergiversando conceptos como democracia, libertades políticas y de expresión, economía de mercado y derechos humanos.
Las transformaciones políticas y sociales y el fortalecimiento de la integración en América Latina y el Caribe son razones de peso para que la actual administración norteamericana y las derechas del continente, intensifiquen los planes de agresión, las acciones desestabilizadoras y las campañas mediáticas, sobre todo, contra los países del ALBA.
Venezuela y Cuba son los blancos principales de esta contraofensiva imperial. El tratado firmado por Obama y el presidente de Colombia Álvaro Uribe que concede a los Estados Unidos el uso de por lo menos 7 bases militares en territorio colombiano y luz verde para que el personal estadounidense haga y deshaga en este país, otros tratados similares que al parecer se negocian con otros gobiernos de derecha de la región y las operaciones de paramilitares colombianos en territorio venezolano, persiguen el propósito de cercar militarmente a Venezuela; a ello sumarle las bestiales campañas de propaganda para desacreditar al gobierno Bolivariano de Venezuela y la figura del presidente Hugo Chávez, acusándolo de controlar y limitar el acceso a Internet en su país y de mantener relaciones con organizaciones terroristas.
Contra Cuba continúa la misma política agresiva e injerencista de hace 50 años, con el empleo de un carril que pretende destruir a la Revolución Cubana mediante un bloqueo económico todavía más férreo si fuera posible, las presiones y amenazas desde el exterior, incluyendo la agresión militar y un carril dos que hoy toma una mayor fuerza, que persigue el objetivo como dijera Fidel Castro el 26 de julio de 1995, “de penetrarnos, reblandecernos, crear todo tipo de organizaciones contrarrevolucionarias y desestabilizar el país cualesquiera que sean las consecuencias”.
El ejemplo que significa la resistencia del pueblo cubano y el camino independiente y socialista de su sistema social enloquece y llena de ira al imperio y sus aliados, que por medio de la manipulación y el dinero convierten en político a un preso común y lo empujan a la muerte para desatar una cínica campaña mediática contra el gobierno cubano.
El colmo del desprestigio y de la falta de un mínimo de ética de esta campaña contra Cuba, resulta la participación en un acto celebrado en Miami en apoyo a las “Damas de Blanco”, del asesino y terrorista confeso Luis Posada Carriles.
Ante el repunte del imperio bajo el gobierno de Barack Obama, debido al avance de los movimientos revolucionarios e independientes en América Latina, vale recordar al héroe nacional cubano José Martí cuando dijo: “A un plan obedece nuestro enemigo: el de enconarnos, dispersarnos, dividirnos, ahogarnos. Por eso obedecemos nosotros a otro plan: enseñarnos en toda nuestra altura, apretarnos, juntarnos, burlarlo, hacer por fin a nuestra patria libre. Plan contra plan. Sin plan de resistencia no se puede vencer un plan de ataque. El que arremete unido, con cuatro siglos de soberbia y experiencia atrás, ha de encontrar unido al que le quiera resistir.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario