jueves, 27 de mayo de 2010

El legado de El Mayor

Omar Pérez Salomón

Por estos días Madrid le está haciendo la competencia a Miami en actos para atacar a la Revolución Cubana. La llamada “Plataforma de españoles por la democratización de Cuba"; el seminario “La importancia de la Posición Común de la Unión Europea hacia Cuba”, auspiciado por el Partido Popular celebrado en las dependencias de la Cámara Baja del Congreso Español y un José María Aznar que se empeña en hacer el papel de Gobernador General de la isla de Cuba, forman parte de las calumnias y campaña de mentiras contra Cuba.

Varios intelectuales y personalidades de ese país aliados con organizaciones de derecha de Europa y algunos latinoamericanos devenidos españoles, carentes de una cultura política y una ética, en algunos casos con el objetivo perverso de buscarse algún dinero, se prestan a esta farsa. Varios, nunca han pisado tierra cubana, aquella que hizo exclamar a Cristóbal Colón, “ ¡Esta es la tierra más hermosa que ojos humanos hayan visto! “. Sin dudas, desconocen la cultura y la realidad cubana, los valores y la vocación solidaria de nuestra sociedad y sobre todo su historia, para pretender democratizar a Cuba al estilo de Europa y Estados Unidos.

Por eso en esta hora, me viene a la mente la figura del ilustre patriota cubano Ignacio Agramonte, El Mayor, que murió en combate frente a las tropas coloniales españoles en los campos de Jimaguayú, en su natal Camaguey, un 11 de mayo de 1873. Nacido en un medio familiar desahogado, fue un intelectual revolucionario y prestigioso jefe militar, que llegó a adquirir una vasta cultura que, sin embargo, no puso al servicio de las clases pudientes sino de los desposeídos.

El 26 de noviembre de 1868, a poco más de un mes de iniciada la primera guerra por la independencia de Cuba, se celebra una reunión en el poblado de Minas con los revolucionarios camagüeyanos que participaban en la contienda, convocada por Napoleón Arango, con el fin de convencerlos de que debían volverse a la paz. Este supuesto independentista que había pactado con Valmaseda, jefe español al mando de las operaciones contra los cubanos, encontró un tenaz opositor en El Mayor, quien enérgicamente enfrentó todos sus argumentos y destruyó su plan contrarrevolucionario al expresar, “Cuba no tiene más camino que conquistar su redención arrancándosela a España por la fuerza de las armas”.

Al decir de Fidel, este sería el primer servicio extraordinario prestado por Ignacio Agramante a la lucha por la independencia de Cuba al salvar la Revolución en Camaguey.

A pesar de provenir de una clase acomodada, el heroísmo, el desinterés y la firmeza de principios caracterizaron siempre a El Mayor. Vale recordar como al ser avisado de que el brigadier Julio Sanguily, segundo jefe de las fuerzas cubanas de Camaguey, quien tenía inválida una pierna como consecuencia de heridas de guerra, fue tomado prisionero por los españoles, de inmediato y sin preguntar siquiera de cuántos soldados se componía la tropa enemiga, escogió 35 jinetes y con ellos atacó a la columna española integrada por 100 hombres, que huyeron despavoridos, dejando en el campo de batalla 11 muertos y 60 caballos.

Las actuales generaciones de cubanos sabemos muy bien cuál es el tipo de sociedad que queremos; no es necesario que de fuera nos dicten recetas o intenten imponer modelos que nada tienen que ver con nuestras aspiraciones, raíces y valores.

Necesariamente tenemos que afianzarnos en nuestra historia para comprender el mundo actual y rechazar las pretensiones coloniales de un puñado de abyectos al servicio de las peores causas.

Se recoge en la historia de Cuba que en los momentos en que la lucha se presentaba más difícil para los combatientes camagüeyanos por la falta de armas, municiones y alimentos, alguien le preguntó a Agramante que con qué recursos contaba para continuar la guerra; a lo que El Mayor respondió: “ ¡Con la vergüenza! “.

En momentos como estos resulta imprescindible el legado de hombres como Ignacio Agramante, El Mayor, que creía en sus hombres y en el amor que estos sentían por la independencia de su patria.

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