Mié,
28/01/2015 - 00:00
Estimado
Presidente Luis Guillermo Solís:
Estimadas
Jefas y Jefes de Estado o de Gobierno de América Latina y el Caribe:
Estimados
Jefes de Delegaciones e invitados que nos acompañan:
Nuestra
América se ha adentrado en una época nueva y ha avanzado, desde la creación de
la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, en sus objetivos de
independencia, soberanía sobre sus recursos naturales, integración,
construcción de un nuevo orden mundial, justicia social y democracia del
pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Existe hoy un compromiso con la
justicia y el derecho de los pueblos superior al de cualquier otro período
histórico.
Juntos,
somos la tercera economía a nivel mundial, la zona con la segunda mayor reserva
petrolera, la mayor biodiversidad del planeta y con una alta concentración de
los recursos mineros globales.
Desarrollar
la unidad en la diversidad, la actuación cohesionada y el respeto a las
diferencias seguirá siendo nuestro primer propósito y una necesidad ineludible,
porque los problemas del mundo se agravan y persisten grandes peligros y recios
desafíos que trascienden las posibilidades nacionales e incluso subregionales.
En el
último decenio, las políticas económicas y sociales y el crecimiento sostenido,
nos permitieron enfrentar la crisis económica global y posibilitaron una
disminución de la pobreza, el desempleo y la desigual distribución de ingresos.
Las
profundas transformaciones políticas y sociales llevadas a cabo en varios
países de la región han traído la dignidad a millones de familias que han
salido de la pobreza
Pero la
región de América Latina y el Caribe es aún la más desigual del planeta. En
promedio, el 20% de los hogares con menores ingresos capta el 5% de los
ingresos totales; 164 millones de personas sufren todavía de la pobreza, uno de
cada cinco menores de 15 años vive en la indigencia y la cifra de analfabetos
supera los 35 millones.
La mitad
de nuestros jóvenes no tienen educación secundaria o noveno grado de enseñanza,
pero en el sector de menos ingresos no la completa el 78%. Dos tercios de la
nueva generación no llegan a la universidad.
Crecen
las víctimas del crimen organizado y de la violencia que amenazan la
estabilidad y el progreso de las naciones.
¿Qué
pensarán las decenas de millones de marginados acerca de la democracia y los
derechos humanos? ¿Cuál será su juicio sobre los modelos políticos? ¿Qué
opinarán acerca de las leyes electorales? ¿Es esta la sociedad civil que toman
en cuenta los gobiernos y las organizaciones internacionales? ¿Qué dirían si se
les consultara sobre las políticas económicas y monetarias?
Poco
tienen que mostrar a nuestra región, en estos aspectos, muchos de los Estados
industrializados donde la mitad de sus jóvenes están en el desempleo, se
descarga la crisis sobre los trabajadores y los estudiantes a los que se
reprime, mientras se protege a los banqueros, se impide la sindicalización, se
paga inferior salario a las mujeres por trabajo igual, se aplican políticas
inhumanas contra los inmigrantes, crece el racismo, la xenofobia, el extremismo
violento y tendencias neofascistas, y donde los ciudadanos no votan porque no
ven alternativa a la corrupción de la política o saben que las promesas
electorales se olvidan muy pronto.
Para
alcanzar la llamada inclusión social y la sostenibilidad ambiental, tendremos
que crear una visión propia sobre los sistemas económicos, los patrones de
producción y consumo, la relación entre el crecimiento económico y el
desarrollo y, también, sobre la eficacia de los modelos políticos.
Debemos
superar las brechas estructurales, asegurar educación gratuita y de alta
calidad, cobertura universal y gratuita de salud, seguridad social para todos,
igualdad de oportunidades, lograr el ejercicio pleno de todos los derechos
humanos por todas las personas.
Dentro de
tales esfuerzos, será elemental deber la solidaridad y la defensa de los
intereses del Caribe y en particular, de Haití.
Se
precisa un nuevo orden económico, financiero y monetario internacional, donde
tengan cabida y prioridad los intereses y necesidades de los países del Sur y
de las mayorías, donde no prevalezcan los que impone la concentración del
capital y el neoliberalismo.
La Agenda
de Desarrollo después del 2015 debe ofrecer soluciones a los problemas
estructurales de las economías de la región y generar los cambios que conduzcan
al desarrollo sostenible.
Es
también imprescindible construir un mundo de paz, sin el cual es imposible el
desarrollo, regido por los Principios de la Carta de las Naciones Unidas y del
Derecho Internacional.
La firma
por los Jefes de Estado y Gobierno de la Proclama de América Latina y el Caribe
como Zona de Paz, significó un paso histórico y ofrece una referencia para las
relaciones entre nuestros Estados y con el resto del mundo.
La
solidaridad en Nuestra América será decisiva para hacer avanzar los intereses
comunes.
Expresamos
enérgica condena a las inaceptables e injustificadas sanciones unilaterales
impuestas a la República Bolivariana de Venezuela, y a la continuada
intervención externa dirigida a crear un clima de inestabilidad en esa hermana nación.
Cuba reitera su más firme respaldo a la Revolución Bolivariana y al Gobierno
legítimo conducido por el presidente Nicolás Maduro Moros.
Nos
unimos a la República Argentina en su reclamo de las islas Malvinas, Georgias
del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes. Apoyamos a la
nación suramericana y a su Presidenta Cristina Fernández, que enfrenta los
ataques de los fondos especulativos y las decisiones de cortes venales,
violatorias de la soberanía de ese país.
Reafirmamos
la solidaridad con el pueblo y gobierno de Ecuador, que preside Rafael Correa,
en apoyo a sus demandas de reparación por los daños ambientales provocados por
la trasnacional Chevron en la amazonía ecuatoriana.
Como
hemos dicho en otras ocasiones, la Comunidad estará incompleta mientras falte
Puerto Rico. Su situación colonial es inadmisible, y su carácter
latinoamericano y caribeño no admite lugar a dudas.
En el
proceso de paz de Colombia, son significativos los acuerdos alcanzados por el
Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia - Ejército del
Pueblo en la Mesa de Conversaciones que se desarrolla en La Habana. Nunca antes
se había avanzado tanto en la dirección de alcanzar la paz. Cuba, en su
condición de garante y sede de estas conversaciones, proseguirá brindando las
facilidades necesarias y contribuyendo en todo lo posible al fin del conflicto
y la construcción de una paz justa y duradera en la hermana Colombia.
Daremos
resuelto apoyo, como hasta ahora, al justo reclamo de los países del Caribe de
reparación por los daños de la esclavitud y el colonialismo, así como nos
opondremos resueltamente a la decisión de privarlos de recursos
financieros imprescindibles con pretextos tecnocráticos al pretender
considerarlos de renta media.
Saludamos
los excelentes progresos alcanzados en el Foro CELAC-China y en los vínculos de
la región con el grupo BRICS.
Reiteramos
la preocupación por los enormes y crecientes gastos militares impuestos al
mundo por los Estados Unidos y la OTAN, así como el intento de extender la
agresiva presencia de ésta hasta las fronteras de Rusia, con la cual tenemos
históricas y fraternales relaciones, mutuamente provechosas. Declaramos
enérgica oposición a la imposición de sanciones unilaterales e injustas contra
esa nación.
La
creciente agresividad de la doctrina militar de la OTAN y el desarrollo de
guerras no convencionales, que ya han tenido devastadoras consecuencias y
graves secuelas, amenazan la paz y la seguridad internacionales.
Para
Cuba, el principio de igualdad soberana de los Estados y de autodeterminación
de los pueblos es irrenunciable.
La
Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas debe usar sus
facultades para preservar la paz y la seguridad internacionales ante los dobles
raseros, excesos y omisiones del Consejo de Seguridad.
No debe
esperar más para asegurar su plena membresía a Palestina a la que expresamos la
solidaridad del pueblo y gobierno cubanos. Debe cesar el veto en el Consejo de
Seguridad para garantizar impunidad a los crímenes de Israel.
África,
donde están también nuestras raíces, no necesita consejos ni intromisión, sino
transferencia de recursos financieros, tecnología y trato justo. Siempre
defenderemos los intereses legítimos de las naciones con las que luchamos hombro
con hombro contra el colonialismo y el apartheid y con las que sostenemos
fraternas relaciones y cooperación. Siempre recordaremos su invariable
solidaridad y apoyo.
La voz de
Cuba defenderá sin descanso las causas justas y los intereses de los países del
Sur y será leal a sus objetivos y posiciones comunes sabiendo que Patria es
Humanidad. La política exterior de la Revolución cubana seguirá siendo fiel a
sus principios.
Estimadas
y estimados colegas:
El pasado
17 de diciembre, regresaron a su Patria los luchadores antiterroristas cubanos
Gerardo Hernández, Ramón Labañino y Antonio Guerrero, que junto a Fernando
González y René González son para nosotros motivo de orgullo y ejemplo de
firmeza.
El Presidente
de los Estados Unidos reconoció el fracaso de la política contra Cuba aplicada
por más de cincuenta años y el completo aislamiento que ha provocado a su país,
el daño que el bloqueo ocasiona a nuestro pueblo y ordenó la revisión de la
obviamente injustificable inclusión de la isla en la Lista de Países
Patrocinadores del Terrorismo Internacional.
También
ese día, anunció la decisión de restablecer las relaciones diplomáticas de los
Estados Unidos con nuestro Gobierno.
Estos
cambios son el resultado de casi siglo y medio de heroica lucha y fidelidad a
los principios del pueblo cubano. Fueron también posibles gracias a la nueva
época que vive nuestra región, y al sólido y valiente reclamo de los gobiernos
y pueblos de la CELAC.
Han sido
una reivindicación para Nuestra América que actuó en estrecha unidad por este
objetivo en la Organización de las Naciones Unidas y en todos los
ámbitos.
Precedidos
por la Cumbre del ALBA en Cumaná, Venezuela, los debates sostenidos en el 2009
en la Cumbre de las Américas en Puerto España, Trinidad y Tobago, llevaron al
Presidente Obama, recién electo, a plantear un nuevo comienzo con Cuba.
En
Cartagena, Colombia, en el 2012, se produjo una fuerte discusión con un
planteamiento unánime y categórico contra el bloqueo, ocasión en que incitó a
un dirigente norteamericano a calificarla como el gran desastre de Cartagena, y
se debatió sobre la exclusión de Cuba de estos eventos. Ecuador, en protesta,
había decidido ausentarse. Venezuela, Nicaragua y Bolivia plantearon que no
asistirían a otra Cumbre sin Cuba y recibieron el apoyo de Brasil, Argentina y
Uruguay. La Comunidad del Caribe asumió igual postura. México y las restantes
naciones se pronunciaron asimismo.
El
presidente panameño, Juan Carlos Varela, antes de su toma de posesión,
hizo saber con determinación que invitaría a Cuba, con plenos derechos e
igualdad de condiciones, a la VII Cumbre de las Américas y así lo hizo. Cuba
inmediatamente declaró que asistiría.
Se
demuestra la certeza de Martí cuando escribió que “un principio justo, desde el
fondo de una cueva, puede más que un ejército”.
A todos
los presentes les expreso la más profunda gratitud de Cuba.
A los 188
Estados que votan contra el bloqueo en las Naciones Unidas, a los que hicieron
similar reclamo en la Asamblea General, Cumbres y Conferencias internacionales
y a todos los movimientos populares, fuerzas políticas, parlamentos y
personalidades que se movilizaron incansablemente con ese objetivo, les
agradezco sinceramente a nombre de la Nación.
Al pueblo
de los Estados Unidos que manifestó creciente oposición a la política de
bloqueo y hostilidad, de más de cinco décadas, también le reitero nuestro
agradecimiento y amistosos sentimientos.
Estos
resultados demuestran que gobiernos que tienen profundas diferencias pueden
encontrar solución a los problemas mediante un diálogo respetuoso e
intercambios, basados en la igualdad soberana y la reciprocidad, en beneficio
de sus respectivas naciones.
Como he
afirmado reiteradamente, Cuba y los Estados Unidos debemos aprender el arte de
la convivencia civilizada, basada en el respeto a las diferencias entre ambos
gobiernos y en la cooperación en temas de interés común, que contribuya a la
solución de los desafíos que enfrentan el hemisferio y el mundo.
Pero no
se debe pretender que, para ello, Cuba tenga que renunciar a sus ideales de
independencia y justicia social, ni claudicar en uno solo de nuestros
principios, ni ceder un milímetro en la defensa de la soberanía nacional.
No nos dejaremos
provocar, pero tampoco aceptaremos ninguna pretensión de aconsejar ni presionar
en materia de nuestros asuntos internos. Nos hemos ganado este derecho soberano
con grandes sacrificios y al precio de los mayores riesgos.
¿Acaso
podrían restablecerse las relaciones diplomáticas sin reanudar los servicios
financieros a la Sección de Intereses de Cuba y su Oficina Consular en
Washington, cortados como consecuencia del bloqueo financiero? ¿Cómo explicar
el restablecimiento de relaciones diplomáticas sin que se retire a Cuba de la
Lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo Internacional? ¿Cuál será, en lo
adelante, la conducta de los diplomáticos estadounidenses en La Habana respecto
a la observancia de las normas que establecen las Convenciones Internacionales
para las Relaciones Diplomáticas y Consulares? Es lo que nuestra delegación ha
dicho al Departamento de Estado en las conversaciones bilaterales de la semana
pasada y se requerirán más reuniones para tratar estos temas.
Hemos
compartido con el Presidente de los Estados Unidos la disposición de avanzar
hacia la normalización de las relaciones bilaterales, una vez que sean
restablecidas las relaciones diplomáticas, lo que implica adoptar medidas
mutuas para mejorar el clima entre ambos países, resolver otros problemas
pendientes y avanzar en la cooperación.
La
situación actual abre, modestamente, una oportunidad al hemisferio de encontrar
nuevas y superiores formas de cooperación que convienen a las dos Américas.
Ello permitiría resolver acuciantes problemas y abrir nuevos caminos.
El texto
de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz constituye la
plataforma indispensable para ello, incluido el reconocimiento de que todo
Estado tiene el derecho inalienable a elegir su sistema político, económico,
social y cultural, sin injerencia en ninguna forma por parte de otro Estado, lo
que constituye un principio irrenunciable del Derecho Internacional.
El
problema principal no ha sido resuelto. El bloqueo económico, comercial y
financiero, que provoca enormes daños humanos y económicos y es una violación
del Derecho Internacional, debe cesar.
Recuerdo
el memorándum del subsecretario Mallory, de abril de 1960, que, a falta de una
oposición política efectiva, planteaba el objetivo de crear en Cuba hambre,
desesperación y sufrimiento para provocar el derrocamiento del gobierno
revolucionario. Ahora, todo parece indicar que el objetivo es fomentar una
oposición política artificial por medios económicos, políticos y comunicacionales.
El
restablecimiento de las relaciones diplomáticas es el inicio de un proceso
hacia la normalización de las relaciones bilaterales, pero ésta no será posible
mientras exista el bloqueo, no se devuelva el territorio ilegalmente ocupado
por la Base Naval de Guantánamo, no cesen las trasmisiones radiales y
televisivas violatorias de las normas internacionales, no haya compensación
justa a nuestro pueblo por los daños humanos y económicos que ha sufrido.
No sería
ético, justo, ni aceptable que se pidiera a Cuba nada a cambio. Si estos
problemas no se resuelven, este acercamiento diplomático entre Cuba y los
Estados Unidos no tendría sentido.
No puede
esperarse tampoco que Cuba acepte negociar los aspectos mencionados por
nuestros asuntos internos, absolutamente soberanos.
Se pudo
avanzar en esta reciente negociación porque nos tratamos recíprocamente con
respeto, como iguales. Para seguir avanzando, tendrá que ser así.
Hemos
seguido con atención el anuncio del Presidente de los Estados Unidos de algunas
decisiones ejecutivas para modificar ciertos aspectos de la aplicación del
bloqueo.
Las
medidas publicadas son muy limitadas. Persisten la prohibición de créditos, del
uso del dólar en nuestras transacciones financieras internacionales; se impiden
los viajes individuales de norteamericanos bajo la licencia para los llamados
intercambios “pueblo a pueblo”, se condicionan estos a fines subversivos y se
impide también que viajen por vía marítima. Continúa prohibida la adquisición
en otros mercados de equipos y tecnologías que tengan más de un 10 por ciento
de componentes norteamericanos y las importaciones por Estados Unidos de
mercancías que contengan materias primas cubanas, entre muchísimas otras.
El
presidente Barack Obama podría utilizar con determinación sus amplias
facultades ejecutivas para modificar sustancialmente la aplicación del bloqueo,
lo que está en sus manos hacer, aun sin la decisión del Congreso.
Pudiera
permitir en otros sectores de la economía todo lo que ha autorizado en el ámbito
de las telecomunicaciones, con evidentes objetivos de influencia política en
Cuba.
Ha sido
significativa su decisión de sostener un debate con el Congreso con el objetivo
de la eliminación del bloqueo.
Los
voceros del gobierno norteamericano han sido claros en precisar que cambian
ahora los métodos, pero no los objetivos de la política e insisten en actos de
injerencia en nuestros asuntos internos que no vamos a aceptar. Las
contrapartes estadounidenses no deberían proponerse relacionarse con la sociedad
cubana como si en Cuba no hubiera un gobierno soberano.
Nadie
podría soñar que la nueva política que se anuncia acepte la existencia de una
Revolución socialista a 90 millas de la Florida.
Se quiere
que en la Cumbre de las Américas de Panamá esté la llamada sociedad civil y eso
es lo que Cuba ha compartido siempre. Protestamos por lo que ocurrió en la
Conferencia de la Organización Mundial de Comercio en Seattle, en las Cumbres
de las Américas de Miami y Quebec, en la Cumbre de Cambio Climático de
Copenhague, o cuando se reúne el G-7 o el FMI, donde se le situó detrás de
cercas de acero, bajo una brutal represión policial, confinada a decenas de
kilómetros de los eventos.
Claro que
la sociedad civil cubana asistirá y yo espero que no haya restricciones para
las organizaciones no gubernamentales de nuestro país que obviamente no tienen
ni les interesa tener ningún status en la OEA pero sí cuentan con el
reconocimiento de la ONU.
Espero
poder ver en Panamá a los movimientos populares y las Organizaciones No
Gubernamentales que abogan por el desarme nuclear, ambientalistas, contra el
neoliberalismo, los Occupy Wall Street y los Indignados de esta región, los
estudiantes universitarios y secundarios, los campesinos, los sindicatos, las
comunidades originarias, las organizaciones que se oponen a la contaminación de
los esquistos, las defensoras de los derechos de los inmigrantes, las que
denuncian la tortura, las ejecuciones extrajudiciales, la brutalidad policial,
las prácticas racistas, las que reclaman para las mujeres salario igual por
trabajo igual, las que exigen reparación por los daños a las compañías
trasnacionales.
Sin
embargo, los anuncios realizados el 17 de diciembre han concitado
reconocimiento mundial y el presidente Obama ha recibido por ello muy amplio
apoyo en su país.
Algunas
fuerzas en los Estados Unidos tratarán de abortar este proceso que comienza.
Son los mismos enemigos de una relación justa de Estados Unidos con América
Latina y el Caribe, son los que entorpecen las relaciones bilaterales de muchos
países de nuestra región con esa nación. Son los que siempre chantajean y
presionan.
Sabemos
que el cese del bloqueo será un camino largo y difícil que requerirá del apoyo,
la movilización y la acción resuelta de todas las personas de buena voluntad en
los Estados Unidos y en el mundo; de la aprobación por parte de la Asamblea
General de las Naciones Unidas, en su próxima sesión, de la resolución que
reclama ponerle fin y, muy en particular, de la acción concertada de Nuestra América.
Estimadas
Jefas y Jefes de Estado y Gobierno:
Estimados
amigos:
Felicitamos
a Costa Rica, al Presidente Solís y a su gobierno por la labor desarrollada al
frente de la CELAC. Damos la bienvenida y prestaremos pleno apoyo al Ecuador y
al Presidente Correa que presidirá la Comunidad en el 2015.
Muchas
gracias.
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