sábado, 23 de agosto de 2014

Cuba: medicina humanística

Víctor Manuel Ramos 
Cuatro años estuve en La Habana para realizar estudios de especialización en Anestesiología, Reanimación y Dolor. Cuatro años de intenso estudio y de extraordinarios aprendizajes, sobre todo sobre de la medicina cubana que, en este trabajo, yo califico de humanística.
Voy a partir de que es evidente de que hay, entre quienes se ocupan de los asuntos de salud en la Isla  -médicos, enfermeras, personal auxiliar, administradores y políticos- una nueva concepción de los servicios de sanitarios para el pueblo que arranca de las preocupaciones esenciales del Comandante Fidel Castro de proporcionar a los cubanos una atención médica de calidad humana y científica.

En el período comprendido de 1959 al 2014, la Enseñanza Médica Superior cubana, con la política educativa emprendida por la Revolución, alcanza avances cualitativos y cuantitativos muy superiores, los jamás logrados antes en los 443 años (casi 4 siglos y medio) de colonia, intervenciones extranjeras y república mediatizada que vivió Cuba, en aquellos aspectos que muestran su evolución ascendente, como: mayor financiamiento económico, empleo de medios de enseñanza avanzados, nuevas modalidades de enseñanza, aumento de las carreras de Ciencias Médicas, planes de estudios más completos y acordes con las necesidades del sistema de Salud, incremento significativo de centros de enseñanza, aumento cualitativo y cuantitativo del claustro de profesores y trabajadores y amplia oferta de becas para estudiantes cubanos y extranjeros, Las cifras elevadas de graduados y los buenos resultados obtenidos en la formación de un valioso número de profesionales universitarios para el sistema de Salud han contribuido a los logros alcanzados por la salud pública cubana con indicadores iguales o superiores a los obtenidos en los países más desarrollados del mundo.En el Hospital Hermanos Ameijeiras, un hospital de 25 pisos en donde hice mi entrenamiento, pude observar el espíritu admirable de los trabajadores de la salud que les ha permitido convertirse en los personajes más queridos de la población cubana. Estos médicos son amorosos con sus pacientes, se esfuerzan hasta el sacrificio por la vida de los enfermos que están a su cargo, les demuestran a los enfermos su interés por su bienestar y sus vidas, les atienden sin medida de sacrificio y sin horario.Les vi permanentemente en su trabajo y no les oí queja porque tuvieran que quedarse un tiempo más, después de su hora de salida, porque había que dedicarse a la atención de alguien que necesitaba de sus servicios, a tal grado que en varias ocasiones les vi quedarse toda la noche al cuidado del paciente que recibieron a última hora. Observé, además, muy frecuentemente, que los médicos se interesaban a tal grado de sus pacientes que les visitaban en sus propias casas sin esperar nada a cambio más que la satisfacción de ayudar en la recuperación de la salud de su paciente.En Cuba, quienes estudian medicina tienen una devoción casi religiosa por su carrera y cuando obtienen un puntaje de 98 o 99 se sienten defraudados. Anualmente los jóvenes son convocados a concurso para ingresar en las 29 facultades de medicina de la Isla. Se esfuerzan enormemente a tal grado que quienes obtienen 99 de calificación saben que ya no tienen opción de ingresar porque hay miles que obtuvieron el 100. Y esa misma pasión se ve durante sus estudios. Estudian para obtener una calificación de 100%. Cada quien quiere ser el mejor y hay una puja entre estudiantes para lograr las mejores notas, que el Estado recompensa con la posibilidad de elegir la especialidad que desean estudiar, con becas al extranjero y el hospital en que desean trabajar.Es tanta la avidez por el conocimiento que cuando le ven  a uno con un libro nuevo se lo arrebatan para enriquecer su caudal de conocimientos. La Biblioteca del Hospital siempre estaba llena y la Biblioteca Central de La Habana especializada en medicina permanecía atestada.Los exámenes eran orales y públicos, con una terna que uno nunca había visto. Muchos estudiantes acudían a esos exámenes para aprender las técnicas de responder a las preguntas que hacían los examinadores.El sistema de salud de Cuba es un éxito total. Han reducido casi todos los indicadores que caracterizaban al país antes de la revolución y que fueron pergeñados en el discurso de Fidel “La historia de absolverá”. Recuerdo que el Comandante llegaba con frecuencia a Ameijeiras y a casi todos los Hospitales de la Isla (unos sesenta solo en La Habana) para enterarse personalmente de su funcionamiento y de sus carencias.Es tal la preocupación el cuidado de la vida que ningún estudiante está solo cuando debe hacer una intervención en un enfermo, pues siempre tiene la compañía de un profesor (Profesor con un alto grado de calificación y especialización) que le corrige en caso necesario para evitar daños innecesarios en la salud de los enfermos.Tiene, pues, Cuba, un tesoro en su personal de salud. Y los cubanos lo saben perfectamente y por eso les brindan toda su cooperación y cariño: son sus héroes civiles. Personalmente sé que debo mucho de mi formación a esos ejemplos extraordinarios que vi en Ameijeiras, sobre todo a Idoris Cordero, a Jorge Yera, a Manolo Rivero, a la Profesora Gissela Martínez, Raulito, Adriana y a todos mis otros profesores, colegas y compañeros que me permitieron aprender que la vida no tiene precio y que es deber del médico hacer hasta lo indecible por asegurarla, con un alto sentido de humanismo, que es el denominador común de todo acto médico.Sirva este artículo como un homenaje y un reconocimiento a la extraordinaria labor que realizan en nuestro país la Brigada Médica Cubana.

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